Té.



Está perdida la lucha contra el agua.
El agua siempre encuentra las grietas más insignificantes
y sale por allí.
Si no hay caminos, los abre. Si no hay salida, la crea.
Erosiona tus entrañas y sale, oscura.
(Sí, como el ánimo.)
Huele a hierbas, habrá cruzado matorrales en mí...

Lloro, creo,
té.

11 comentarios:

Pedro Campos_Brasil dijo...

Dificil de elogiar com palavras...

Talvez uma sinfonia consiga...

infelizmente tera de ficar para outra pessoa... so sei admirar.

Anónimo dijo...

Infusión de usted, pero ya no nos podemos beber las lágrimas. Alimentarnos recíprocos. Autosuficientes. Apagar las luces y que pase la vida. Ya no.
Aunque alguien tuviera que haber habido para traer el tabaco. Y eso lo complicaba todo.

Fabricio Callapa Ramírez dijo...

Bien Hecho.

La metáfora del agua que se escurre y entra por cualquier rincón es muy interesante.

sin lugar a dudas el dolor se filtra por todo lado.

Ciao

Anónimo dijo...

Un ser hecho de muchas tazas de té verde y versos.
De trenzas, ojos y obsesiones.
Un hermoso ser.
Un hermoso e indispensable ser.
No se debe batallar contra el agua... se debe aceptarla como una realidad.
Sambullir, ese es el verbo.

Claudia, hija de Matilde dijo...

Mujer habitada de matorrales, sé que estás lejos, saludos desde aquí. Sé que estás cerca, abrazos. Huelen a menta tus hierbas.

Enrique Fernández García dijo...

La musicalidad del pensamiento hace que un individuo acepte lo manifestado por otro sin realizar ejercicio argumentativo alguno. Yo, analizador pertinaz, cejo frente a esta idea schopenhaueriana al disfrutar de tus poemas; así, las numerosas interpretaciones surgen recién cuando el ser está embelesado, vulnerable por tu conmovedora sensibilidad.

Anónimo dijo...

A tu vuelta, te espero con un té, no virtual, con un abrazo, imposiblemente virtual y con esta complicidad a prueba de geografías y malas compañías.

la mujer habitada dijo...

mían:
Sin lugar a dudas, todo lo que nos habita encuentra una grieta por donde filtrarse, sólo hay que saber observar y esperar en silencio.
Bienvenido al jardín, te estaré visitando.

gregorio:
Sambullir. Lo recordaré.
Pásate siempre.
Un abrazo.

claudia peña:
Mujer poblada de polícromos ardores de utilidad incuestionable, gracias. Tenerte paseando por el jardín ilumina.

La lejanía es apenas una quimera de los pobres de espíritu, ahora sé que también estamos cerca.

Un abrazo.

enrique:
Te agradezco, ciertamente conmovida, las palabras.

anónimo:
La vuelta le será, entonces, propicia al alma. Las malas conmpañías, paisano, son siempre las mejores.
Un abrazo.

MadelCarmen Vargas dijo...

Si uno fuera capaz de detener el agua...

La lluvia cae sin preguntar.
El río corre porque sí.
Y las lágrimas salen, cuando tienen que salir, no hay que esconderlas en el orgullo... que salgan, que no hayan máscaras, nunca.

Te quiero! besos

jorge angel dijo...

llorás-te, de hierba buena, de menta y de cedrón, del matorral en vos, de tu jardín desconcertante.
bello poema.

besos

Anónimo dijo...

Gracias, y otra vez gracias, por el fuego, el té, los lobos, el juego y, sobre todo, por esa manera tan tuya de hacer que todos los días parezcan mi cumpleaños.